Después de la pequeña decepción que supuso no ver auroras en Islandia, tomamos la decisión de seguir intentándolo. Una vez de vuelta de Islandia, Sergio tenía claro que podíamos hacer ese tipo de viajes por nuestra cuenta y yo no podía estar más de acuerdo. Podíamos organizar el viaje nuestra medida. Dimos un paso adelante y elegimos la Laponia Finlandesa para empezar. Tuvimos un pequeño atisbo de auroras durante un par de noches que, para nosotros, en aquel momento, fue muy emocionante. Desde nuestro hotel, en un complejo hotelero en Saariselkä, nos fuimos desplazando hacia el norte y el oeste, llegando incluso a la frontera con Rusia. A falta de auroras, tuvimos diversión y aventura con excursiones en moto de nieve y trineo de perros. Una gran experiencia que nos motivó para buscar nuevos destinos.